De mi consideración:
Tengo el agrado de dirigirme a Ud. y, a través de su intermedio al Sr. Rector de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Rubén Hallú, para presentar mi renuncia al cargo de Coordinador General de Cultura de la Universidad de Buenos Aires, conforme le comunicara verbalmente y por vía electrónica .
Los motivos que fundan mi decisión son totalmente ajenos a mi deseo y al entusiasmo que me produce desarrollar la función que me fuera encomendada. Obedecen a una coherencia ética e ideológica que siempre he intentado mantener en mi vida privada y pública.
Por diversos motivos vinculados a la situación laboral de trabajadores que prestan tareas en el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas, a mi cargo, el pasado doce de marzo se firmó un acta en la cual se asumían diversos compromisos tanto por la autoridad política de la Universidad como por el gremio que representa a los trabajadores. Luego de expirado el plazo ( 31 de marzo de 2008), no se cumplieron el pase a planta transitoria de los ocho contratados bajo el sistema de locación de servicios de fecha anterior al inicio de nuestra gestión, que había solicitado con su conformidad a partir de mayo del año 2007 ni se prorrogó el contrato de ocho personas que prestan servicios en preceptoría y áreas técnicas, por mayor tareas dada la intensa actividad del Centro. La asociación gremial que representa a los trabajadores se comprometió a elevar un proyecto de organigrama para discutir con las autoridades y mejorar el ordenamiento administrativo de la institución, el que fue entregado por el suscripto el treinta y uno de marzo pasado, conforme lo indicado en la mencionada acta.
Esto motivó que en el día de ayer una asamblea de personal decretara en forma unánime el paro de actividades para el día de hoy y la posibilidad de continuar con esta medida de fuerza en caso de no arribarse a la solución acordada. Tal decisión implica la suspensión de las actividades artísticas programadas para la fecha y las clases de los casi quince mil inscriptos que iniciaron sus cursos esta semana, con el daño que estas consecuencias producen en la seriedad e imagen del Centro Cultural a mi cargo.
Además de esta situación, se encuentran impagos numerosos contratos de artistas, intelectuales y docentes que cumplieron sus obras el año pasado y permitieron que el Centro tuviera una temporada de inusual calidad e impacto comunitario, tal como fuera destacado por todos los medios de comunicación. En igual situación se encuentran los contratos celebrados a partir de febrero del presente año.
Debo destacar que la recaudación obtenida por el organismo a mi cargo, cercana al millón de pesos desde el cuatro de febrero de 2008 hasta la fecha, cubre con holgura los gastos provenientes de todas las obligaciones indicadas.
Estimo que los circuitos administrativos y financieros no pueden alterar derechos sustanciales de trabajadores, docentes, artistas, alumnos, usuarios y funcionarios del Centro Cultural de una Universidad pública ni crear situaciones de incertidumbre y conflicto como la generada en la actualidad y que se proyectan hacia el futuro.
Dado que la solución de los problemas planteados está fuera de mi competencia funcional y que los hechos indicados resultan contrarios a mis convicciones personales y al estricto respeto por los derechos humanos que es el núcleo sustancial de mi conducta, renuncio al cargo que desempeño.
Quiero agradecer al Sr. Secretario la colaboración y confianza prestada durante el tiempo en que desarrollamos una intensa y notable actividad cultural para beneficio de la comunidad.
Saludo a Ud. con la consideración mas distinguida.
José Miguel Onaindia